Tuesday, August 21, 2007

Alas de pájaro

Día y noche me dedique a ver a los pájaros volar. Sus colores, sus plumas, la belleza de su vuelo, el compas de su aleteo.

Mientras los veía soñaba con poder algún día estar allí con ellos volando a su lado, recibiendo el aire en mi rostros, sintiendo mis plumas desorganizarse con el viento que se colaba.

Pensé en las mil y una maneras de lograr mi objetivo, estaba centrado y creía con toda mi alma que mi existencia estaba destinada a estar entre los pájaros. Sino fuese así para que Dios me había puesto a soñar con ellos? Para que me había hecho sentir este deseo, esas ganas de estar allí?

Una mañana cualquiera decidí que la mejor solución que tenía era la de tomar las alas de algunos cuantos pájaros para mi. Si bien es cierto que no iban a poder volar luego, creo que ya habían volado lo suficiente, así que era justo que compartieran conmigo sus alas.

La verdad me hubiese gustado regresarselas, pero pegarles las alas después no les servía de nada, seguían estancados en la tierra, como sin notar que sus alas estaban de regreso. Por ello decidí que no las tomaría prestadas, que me las quedaría para siempre, así tendría alas para volar cuando quisiera.

Entonces empecé mi misión, uno a uno fui capturando los pájaros, cortándoles las alas. Algunos morían en el intento, aunque esa no era mi intensión, a veces simplemente se resistían, o me equivocaba. Juro que jamás pensé realmente dañar alguno de ellos, solo quería alcanzar ese sueño.

Cuando, después de muchos pájaros, obtuve la cantidad de alas y plumas necesarias para volar, supe que por fin podría compartir el aire con estos hermosos animales a los que tanto quiero, unirme a su vuelo por lo cielos.

Me monte mis alas y aprendí a volar. Entre despegue y aterrizaje forzoso fui subiendo cada vez más alto, nunca me importó si la altura en la que estaba me gustaba o si me regalaba una buena vista, yo quería llegar lo más alto posible.

Cuando por fin llegué a la cima de los aires, noté que volaba solo. Creo que por error había dejado a los pájaros atrás, o quizás sentían envidia de mi nueva vida, ahora yo era el pájaro que más alto había llegado. Si seguro era envida lo que sentían.

Después de unos pocos minutos allí me di cuenta que hace mucho frío aquí, que un par de pájaros compañeros no estaría nada mal. Que aunque es lo más alto que se puede llegar, no me gusta mucho, me da vértigo y siento que cualquier cosa me puede derribar.

También descubrí que esto de volar con las alas de los otros no es lo mismo, cada cierto tiempo tengo que atrapar un nuevo pájaro para quitarle las alas y así seguir volando. Eso se hace cada vez más difícil, ahora están casi todos en la tierra sin alas, pero juntos como antes y ahora soy yo quien siente envidia.

Mientras yo me disfruto este sueño con estas alas ajenas, trato de converseme que este frío que me congela el cuerpo no me afecta. Que las ganas de una agradable compañía, solo son ilusiones de mi mente tramposa. Y que ellos siguen juntos allá abajo solo para atraerme y quitarme mis alas.

Cuando me pongo a pensar porque esto no es como lo soñé, a veces escucho una voz que dice: Los sueños que se construyen con alas ajenas nunca vuelan bien y tarde o temprano tendrán que caer. Yo no entiendo lo que dice, creo que ya estoy alucinando.

Aunque debo de admitir que cuando veo hacia la tierra y veo los pájaros recuerdo que en algún momento soñé estar junto a ellos, para dejar el abandono que sentía en la tierra por la compañía en el cielo. Pero creo que no lo logré.

Firma el soñador de alas ajenas.

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